Nos llega el testimonio de una compañera que, por enfermedad, ha
tenido que recibir asistencia hospitalaria y luchar contra un sistema
sanitario que no hace sino empeorar su estado al dificultarle la
lactancia. Gracias a M. por escribirlo y a S. por denunciarlo. Te
deseamos una rápida recuperación. Gracias.
Prohibido aleitar
Chéganos o testemuño dunha compañeira que, por enfermidade, tivo que
recibir asistencia hospitalaria e loitar contra un sistema sanitario que
non fai senón empeorar o seu estado ó dificultarlle a lactación. Grazas
a M. por escribilo e a S. por denuncialo. Desexámoste unha rápida
recuperación. Grazas.
"Y se armó el Belén...
Hace unos
cuantos de años aconteció que una mujer embarazada inició un viaje.
Estando en ruta le vinieron los dolores de parto y tuvo a su hijo en un
pesebre. Recordamos y sentimos a aquella mujer que no encontró posada,
que le cerraron las puertas, que parió sola.
Hoy traigo una
historia, que por las fechas en las que estamos, me recuerda a esa
familia. Se trata de la historia de una mujer, una madre, una gitana que
amamanta, una madre que ama a su hija, una familia que está de viaje y
que en ruta empieza la madre a sentir dolor. No son dolores de parto,
son dolores de enfermedad, se acompañan de fiebre, malestar, vómitos...
Paran en un hospital, está de transito, le dan algo para calmar el
dolor, siguen viaje, el dolor se vuelve insoportable, no hay posición en
la que se encuentre cómoda, la fiebre la consume, paran en otro
hospital, unos antibióticos vía oral, un calmante, estás de paso, sigue
tu viaje, pero no puede, es incapaz. La familia hace noche en tierra
extraña, esperando una mejoría que no llega, su situación empeora,
haciendo un esfuerzo consiguen llegar a su casa, directos a su hospital
de referencia, Hospital de San Juan en Alicante.
Diagnóstico:
pielonefritis aguda. Necesitas tratamiento en vena. Soy madre lactante,
necesito estar con mi hija. NO, los bebés no pueden estar en
observación. ¿Puedo usar el sacaleches? NO.
El padre se va con la hija, la niña llora, nunca se separó de su madre, la madre queda sola, aislada, incomprendida.
Pasan las horas.
Impotencia, rabia, indefensión, tristeza, desesperación.
Suplica, negocia, amenaza.
Llamadas de sanitarios hacia la doctora, ingrésenla en pediatría, permítanle el acceso al sacaleche. NO.
Pasan más horas.
Brota la leche de los pechos, brotan las lágrimas de los ojos.
El dolor se vuelve insoportable, dolor de enfermedad, dolor de pechos, dolor de separación.
Las palabras que se vuelven dardos envenenados, que se clavan en el
corazón y en el alma. Tu hija es grande que tome chicha, el hospital no
es lugar para un bebé, no entiendes, no sabes, hay peligros que tú eres
incapaz de entender, que la cuide su padre, aprovecha y descansa, tanta
teta, eso ya es vicio, estás muy nerviosa, no estás pensando con la
cabeza...
Tras 8 interminables horas, la doctora accede a
tratamiento ambulatorio, ya que la madre está muy nerviosa. No hay
empatía, no hay comprensión, te vas, estás alterada, vete si tanto
empeño tienes, fuera de aquí.
¿Bien está lo que bien acaba?
Esperamos que el tratamiento cure la infección, pero se ha provocado un
daño, un sufrimiento, un estrés y una agonía sin motivo, sin explicación
y sin justificación.
Podría haberse ofertado acceso a sacaleches,
podría haberse intentado un ingreso en planta para que madre e hija
estuviesen juntas, podría incluso haberse ofertado el mismo tratamiento
ambulatorio, horas antes, desde la empatía, desde el respeto al
paciente, desde el entendimiento, desde el conocimiento de lo que es una
lactancia a demanda."
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