domingo, 7 de febreiro de 2016

Nuestros derechos

Puedo vestirme con camisetas transparentes. Escotes. Mínima expresión de una parte de arriba. Wonderbras. Pero si mi teta se intuye tras la cabeza de mi bebé, que mama, soy expulsada del espacio público de turno. Esto le ha sucedido el sábado a una madre. Con el peregrino argumento de proteger la integridad de las obras, ha sido invitada a abandonar una de las salas del Museo Picasso de Málaga, como si la leche que mana de los pechos fuese líquido corrosivo que saltase disparado a metros de distancia. Estoy cansada de que me digan cómo tenemos que usar nuestras tetas y dónde y para quién. Esta es la historia, ruego difundáis para que llegue a quien debe avergonzar. Todo mi apoyo para esta mujer:

"Hemos estado esta tarde en el Museo Picasso de Málaga con nuestros mellizos de tres meses. He llegado al museo con uno de mis hijos enganchado al pecho, así me ha visto el encargado, el señor que me ha pedido la entrada y un guía al que he pedido información. En la tercera sala que visitamos una chica de personal de sala me ha dicho que no podía dar el pecho en las salas, que tenía que ir a cafetería o a un banco del pasillo. No hemos podido ver nada más, con dos bebés cuando uno termina de comer tiene hambre la otra. Hemos puesto una reclamación y nos han dicho que es la política del centro para preservar la seguridad de las obras. No sé si piensan que los pechos de una mujer producen chorrazos de acido sulfúrico o si las bocanadas de los bebés son como la caca de las palomas, y en el caso de alcanzar una escultura la pueden pulverizar. Lo mas irónico es que ha sido visitando la exposición de Louise Bourgeois a la que tanto inspiró, entre otras cosas, la maternidad y el cuerpo de la mujer."

Os nosos dereitos
Podo vestirme con camisetas transparentes. Escotes. Mínima expresión dunha parte de arriba. Wonderbras. Pero se a miña teta intúese tras a cabeza do meu bebé, que mama, son expulsada do espazo público de turno. Isto aconteceulle o sábado a unha nai. Co peregrino argumento de protexer a integridade das obras, foi convidada a abandonar unha das salas do Museo Picasso de Málaga, como se o leite que mana dos peitos fose líquido corrosivo que saltase disparado a metros de distancia. Estou cansa de que me digan como temos que usar as nosas tetas e onde e para quen. Esta é a historia, rogo difundades para que chegue a quen debe avergoñar. Todo o meu apoio para esta muller:

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